domingo, 21 de octubre de 2012

LUNARES




Como no deje de soplarme en el oído, creo que me voy a desmayar… Tengo que aguantar por lo menos hasta que terminen de hacernos la foto. Me sopla y me dan escalofríos, me erizo. Se me ponen la piel de gallina, los pelos de punta, los poros silbando. Es que tiene voz de misterio. No hay nadie que susurre como ella. Y cuando murmura en mi oreja, es cuando me doy cuenta de que detrás de la vida hay un secreto. Lo más curioso es que no lo quiero saber. Si me entero, entonces ella ya no volverá a soplarme en el oído y mi piel se quedará tiesa, seca y marchita como un palo…

¡Es que me gustan tanto los lunares de su falda!

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