sábado, 4 de agosto de 2012

¿MUDANZA O… METAMORFOSIS?



Cuando se me cayó la última pluma gris en el agua salada, pensé si de verdad ya no me quedaban más... se me habían caído tantas que hasta las gaviotas me miraban con preocupación y un cierto desdén. Aún así, quise ver que en mi piel de pollo pelado, de gallina pelona, parecían asomar indicios de nuevos plumones... No me daba cuenta de que aquella vez no eran si no pequeñas escamas irisadas como trocitos de nácar pegados a mi pellejo frío de pez de agua de mar.

Ya no voy a poder volar. Nadar nunca ha sido fácil para un gorrión de callejones oscuros, de plazas polvorientas y secas como la paja... Es que el agua está fría y las medusas me espantan...

Esta mañana he visto que el mar es turquesa, está vivo y tiene forma de falda de capa inmensa, llena de volantes con puntillas blancas bajo el dobladillo. A mí también me ha gustado siempre bailar...

Al fin y al cabo, las escamas son tan suaves como las plumas y además... tampoco se mojan...