lunes, 28 de octubre de 2013

POR SIEMPRE JAMÁS

Esta historia 
viene de una magnífica fotografía 
que se llama "Heat" y está hecha en Cuba: 

Imagen de Miro Slavin

José Victoriano me decía siempre que me quería “como la carretera” y ahí me quedaba yo, embobada, colgando de sus palabras porque no sabía muy bien cómo interpretarlas. Él decía que era un hombre de mundo y yo una descarada. Me había criado en una caja de zapatos y mi vocabulario era tan extenso como el que cabía en las calles de mi barrio.

José Victoriano me dijo un día que me subiera a su coche. Como no tenía nada que perder porque ya una vez lo había perdido todo, solté una carcajada, me senté a su lado y nos largamos.

José Victoriano me dirá un día que me case con él. Yo lo sé porque la otra mujer, la guapa, le grita siempre. Él se calla y está claro que no la quiere porque lo leo en sus ojos cuando después viene a verme a mí al sótano y me pega hasta que dejo yo entonces de gritar…


Esta historia se la dedico
a Jose, mi amigo de alma-gemela.
Sobre todo porque sé que
la fotografía la eligió él.

jueves, 3 de octubre de 2013

LA SUERTE TIENE CUATRO LETRAS

Esta historia me la despertó Inés Vílpi, una ilustradora... ¡¡¡como un elefante de fantástica, como el Himalaya, como el Big Ben!!! Aquí os la dejo "enlazada", para que podáis disfrutar de su maravilloso trabajo. ¡Miles de gracias, Vílpi!


Ilustración de Inés Vílpi
  
Me fijé en él y estaba despeinado como un plumero.



Me fijé en mí y estaba repintada como una mona.



Nos fuimos así a hacernos fotos a un fotomatón, para que el momento aquel de suerte compartida se quedara dibujado con un velo brillante en una tira de cartulina.



Se sentó en el taburete verde que daba vueltas y yo en sus rodillas. Le conté de reojo que me dormía pensando que la suerte era un abrigo escarlata al que le faltaba un botón porque así lo había leído en algún libro.



No. La suerte, me dijo susurrándome en la oreja, es una bala, una palabra, que te pasa rozando el corazón.



¡Flash!



La suerte, le disparé, es verte todos los días sin tenerte delante.



¡¡Flash!!



La suerte es ser permeable y que a uno no le resbale nada. Tener la piel de papel absorbente… Ay, cuando te alejas, se me cala hasta el alma.



¡¡¡Flash!!!



La suerte es poder escucharte y que tu voz me encoja y arrugue el corazón como un hueso de aceituna. Es poder rozarte y que me recorra el cuerpo una descarga eléctrica de alto voltaje.



¡¡¡¡Flash!!!!



La suerte es el botón que me has robado de mi abrigo rojo.



Salimos.



Al ratito, en la tira de cartulina que escupió la máquina, había tan solo una palabra de cuatro letras.



Y al final, a pesar de saber lo que era la suerte, me quedé sola…