lunes, 15 de diciembre de 2014

SEÑALES



Aquel bigotito fino engominado de puntas rizadas le delataba. También su voz de escarcha y su mirada verde de camaleón. Yo sabía que me estaba regalando flores de humo. Fui haciendo un ramo gigantesco que no abarcaban mis brazos ni aún poniéndome extensiones. Un día me lo llevé a casa, busqué un buen jarrón chino para ponerlas todas, mirarlas y pensar: “Esta me la dio aquel día que me manché de mermelada los zapatos... Esta otra me la puso en el pelo cuando nos bajamos de la montaña rusa... Aquella de allí es la que me encontré aplastada y pegada a la guía telefónica...” Lo que no me había imaginado era que las flores de humo se disuelven en el agua. Me quedé con las manos abiertas en un gesto absurdo que sujetaba nada, mirando un jarrón con dibujos preciosos de originales dragones chinos, que me hizo no más darme cuenta de lo vacío que se quedaba. Bajé entonces corriendo al bazar de los vietnamitas y compré unas flores de pascua de plástico espolvoreadas con purpurina dorada, que quedaron, eso sí, espectaculares en aquel florero asiático.


Aquel bigote no lo volví a ver más. Se había desvanecido en una voluta de humo de tabaco que alcancé a ver justo a tiempo para poder leer su última palabra:       

sábado, 25 de octubre de 2014

POUPÉES PAPIER

La felicidad con forma de suerte es cuando alguien como el gran artista Salvador Lavado me pide que escriba un texto para su exposición Poupées Papier. Muchas gracias, Salva, por contar conmigo, creer en las palabras que me surgen de emociones, conexiones inexplicables, y por ponerme en tu pared. ¡Se me paró el tiempo ayer al verlo!


Me sentaba debajo de la mesa del salón y pensaba en ti, en que tu corazón de papel iba a ser el más difícil de recortar. Ahora sé que puede ser tan frágil como el sonido que hacen las tijeras cuando caen al suelo y tan fuerte como la seda de una tela de araña.


Tu corazón es como el mío, un sin-razón que se transforma para poder sentirse bien en el mundo.



No preguntes.

No hay respuestas.

Te he dejado, en el fondo de la cesta con los recortes, la llave que abre y cierra tu sonrisa, tus ojos inocentes y mi puerta.

Cuando salgas, deja abierto.

Es que uno nunca sabe...





miércoles, 6 de agosto de 2014

AGOSTO


Hay un hombre muerto en la playa.



Los que pasan, miran y fuman. Se paran y se asoman al circo de la muerte. En el agua, hombres-pájaro, hombres-pez, que saltan las olas y no ven, no quieren ver nada.



Es que hay un hombre en la playa que acaba de morirse.



Mujeres cierran los ojos al sol y se untan el cuerpo entero de aceite que huele a coco. Beben cervezas frías, se ríen y regalan miradas de deseo. El aire huele a sardinas y a la bayeta que moja las mesas de plástico del chiringuito.



Pero hay un hombre en la playa que se ha muerto y lo cubre una sábana blanca como la espuma del mar.



Nadie dice nada. Todos siguen las huellas de otros en la arena de la orilla. Nadie pregunta cómo se llamaba el muerto, ni si le gustaba el vino, si alguna vez había estado en La Manga o si fumaba Ducados en la cama. Ni siquiera si quería seguir viviendo.



Y, como si nada, hay un hombre muerto, muy muerto y muy solo, en la playa, clavado en un ataúd de tierra sin tapa.


martes, 17 de junio de 2014

VUDÚ


La tormenta por fin ha cesado. En la mitad del camino se ha formado un charco que refleja un cielo blanco y gris que huele a tierra. Mi cara se asoma y no reconozco esos ojos que me devuelven una mirada vieja y mate, cansada de buscar el otro lado del mundo. Me cruza de lado a lado un recuerdo lejano que me deshace la piel de cera de vela amarilla, gota a gota, arrastrando mi pelo canoso y áspero en un remolino espeso. Mi mano sarmentosa se acerca a mi rostro en un amago automático de retirar un mechón de la que ya no es mi cara. Me queda solo la calavera color hueso que sonríe inconsciente en el brillo del agua sucia de parafina derretida. Y no puedo borrar esa sonrisa, esa risa cargante y ridícula llena de dientes y muelas. No puedo hacerme desaparecer, no puedo irme, ni terminar, ni escupir, ni siquiera blasfemar, ni dejar de estar, o más bien de ser, un muerto en vida.


viernes, 16 de mayo de 2014

INSHALLAH


No puedo dejar de caminar: Inshallah se ha perdido. Cuando se escapa, siempre lo encuentro husmeando en las callejuelas de la medina. Hoy no aparece. He dado ya más de siete vueltas tras mi bastón y no lo he visto. Me pregunto si mis pasos me acercan o me alejan de él o, si después de siete vueltas más, será él quien me busque a mí.
 
Imagen de Miro Slavin
 
* * *

El gato va detrás de Samir, con pasos sigilosos y almohadillados, sabiendo que tarde o temprano volteará su cabeza buscando trazos de su sombra... deseando meter su cabeza peluda en la bolsa que transporta... temeroso de un bastón que apunta al centro de la Tierra.

Imagen de Miro Slavin


jueves, 1 de mayo de 2014

APOCALIPSIS


Todos los mapas señalaban aquel lugar como el último. De eso no había ninguna duda. No podía estar equivocado, se repetía una y otra vez, ahora no. Y volvía a releer los apuntes donde otros habían descrito el fin del mundo como un abismo negro que engulliría a toda la raza humana, una tormenta devastadora de meteoritos, un torbellino caótico, un cataclismo destructor.

Lo que él tenía delante era un inmenso mar de calma dorada.

Lo que él dejaba atrás era un infierno de calamidad y miseria.

El fin del mundo era en efecto el principio de la vida. Por eso, y sabiéndose dueño de la verdad, se precipitó de lleno al vacío.


Fotografía de Miro Slavin






lunes, 3 de febrero de 2014

FANTASMAS



Fotografía de Miro Slavin

La veo pasar pegada a la ventana trasera del eléctrico número 28. Se baja en el Cemitério dos Prazeres. Dice que se llama Adelina Campos y que tiene 103 años. La gente piensa que es una mentira más, que es puro teatro, pero yo me lo creo a pies juntillas.



También voy todos los días al Cemitério dos Prazeres. Me llamo Rómulo de Carvalho, tengo 90 años y sé con certeza que esto no es más que pura química.


jueves, 9 de enero de 2014

PATAS ARRIBA

Ilustración de INES VILPI
Me fascina, como siempre, Inés Vilpi.
Hace que se me dispare la imaginación, me ponga patas arriba y dé tres vueltas de campana. Inés tiene el don de hacerte tocar el cielo con imágenes.
¡Mil gracias por dejarme subir a tu columpio!


 
PATAS ARRIBA

Canción del 1 de enero

para niños,

para buenos

y para malos.





Con las patas arriba
es cuando veo el mundo al derecho.



Soy Barba Azul con minifalda roja.



Me falta la boca para contar

hacia dónde voy y de dónde vengo

en este columpio que me equilibra,

y llevo en la frente

el cuerno invisible del unicornio,

la llave dorada que abre una puerta prohibida.


Como podréis comprobar,

soy por naturaleza inestable,

pero no miento,

simplemente juego con ventaja.



Os veo a todos del revés

que es como a mí me gusta,

para sacarle a la vida los años muertos

y dejarme solo éstos que me dan risa,

que más que años son lustros,

que no tengo remedio

si la vida se empeña en estar boca arriba,

en echarme el pulso

y en quitarme la muerte de en medio.



Cada ida tiene una vuelta

y es mucho mejor

cuando es del revés,

- sin contratiempos -

cuando voy y vengo,

- sin bofetadas -

cuando sé

que patas arriba

es la mejor forma

de ver al derecho.