La felicidad con forma de suerte es cuando alguien como el gran artista Salvador Lavado me pide que escriba un texto para su exposición Poupées Papier. Muchas gracias, Salva, por contar conmigo, creer en las palabras que me surgen de emociones, conexiones inexplicables, y por ponerme en tu pared. ¡Se me paró el tiempo ayer al verlo!
Me sentaba debajo de la mesa
del salón y pensaba en ti, en que tu corazón de papel iba a ser el más difícil
de recortar. Ahora sé que puede ser tan frágil como el sonido que hacen las
tijeras cuando caen al suelo y tan fuerte como la seda de una tela de araña.
Tu corazón es como el mío,
un sin-razón que se transforma para poder sentirse bien en el mundo.
No preguntes.
No hay respuestas.
Te he dejado, en el fondo de
la cesta con los recortes, la llave que abre y cierra tu sonrisa, tus ojos
inocentes y mi puerta.
Cuando salgas, deja abierto.
Es que uno nunca sabe...
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